Esta pintura titulada El hijo del hombre (1964) de René Magritte es una de las pinturas más icónicas del surrealismo y siento gran admiración hacia su técnica y la contradicción que surge con la simplicidad de sus objetos y el vasto significado.
Cuando le preguntaron acerca del significado de la misma, solo atinó a responder lo siguiente “Todo lo que estamos viendo esconde otra cosa, nosotros siempre queremos ver lo que está escondido por lo que vemos, pero es imposible. Los humanos esconden sus secretos demasiado bien…”
A pesar de que muchos conocedores enlazan a esta obra con un significado religioso - debido al símbolo de la manzana y la historia del Génesis - otros tantos le encuentran un significado más profundo relacionado a la frase de Magritte con la que particularmente siento más empatía.
Cuando René dice que todo lo que vemos esconde otra cosa y que se nos hará imposible ver lo que hay detrás a pesar de los numerosos intentos, automáticamente mi mente vuela a la sociedad.
Vivimos en una sociedad donde la autenticidad ha cambiado radicalmente su significado, vivimos en un mundo lleno de máscaras y etiquetas, ocultando siempre parte de nosotros mismos. Estamos encadenados al qué dirán y a la aprobación del resto que solemos olvidar donde guardamos la llave para liberar nuestra propia esencia.
Para mi, el hijo del hombre representa esto. Representa a cada uno de nosotros escondidos tras una máscara o - en este caso- una manzana tan perfecta por fuera pero que envenena por dentro, haciendo alusión al Génesis.
Debemos aprender a ser un poco más libres, poder mirarse al espejo un día y vernos desnudos con la ropa puesta. Quizás así estemos un poquito más cerca a la felicidad y tal vez - solo tal vez - a la verdad.
- Jess.
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